Tanto en jardines grandes como pequeños, le ofrecemos la alternativa en riego que mejor se adapte a sus necesidades, totalmente automatizado, semiautomático o manual, nos encargamos de su instalación y también del mantenimiento.
Los sistemas de riego automáticos son tecnologías diseñadas para facilitar el proceso de irrigación en jardines, campos agrícolas, parques y otros espacios verdes. Estos sistemas están compuestos por una serie de componentes que trabajan en conjunto para administrar el suministro de agua de manera automatizada y eficiente. Aquí hay algunos elementos comunes de los sistemas de riego automáticos:
Controlador o temporizador: Es el cerebro del sistema. Permite programar los horarios de riego, la duración y la frecuencia de riego, según las necesidades específicas del área que se va a regar.
Válvulas solenoides: Controlan el flujo de agua a través de las tuberías. Estas válvulas se abren y se cierran según las instrucciones del controlador.
Tuberías y conductos: Transportan el agua desde la fuente de suministro hasta las áreas que se van a regar. Pueden ser de diferentes materiales, como plástico o PVC.
Aspersores o rociadores: Son dispositivos que distribuyen el agua sobre el suelo en forma de lluvia. Vienen en diferentes tipos y tamaños para adaptarse a las necesidades específicas del área a regar.
Goteros o emisores de goteo: Suministran agua directamente a las raíces de las plantas, reduciendo el desperdicio y mejorando la eficiencia del riego, especialmente en cultivos o áreas con plantas individuales.
Sensores: Algunos sistemas de riego automáticos pueden incluir sensores que monitorean condiciones como la humedad del suelo, la lluvia, la temperatura y la radiación solar. Estos datos pueden utilizarse para ajustar automáticamente los programas de riego y optimizar el uso del agua.
Filtros y reguladores de presión: Ayudan a garantizar que el agua que se distribuye esté limpia y a una presión adecuada para el sistema de riego.
Los sistemas de riego automáticos ofrecen una serie de ventajas, como la conservación del agua al evitar el riego excesivo, la conveniencia de no tener que regar manualmente y la capacidad de adaptarse a las condiciones cambiantes del clima y las necesidades de las plantas. Además, pueden integrarse con sistemas de domótica para un control aún más avanzado y personalizado.